Archivo mensual: febrero 2023

La mentira de CENAFE y la arrogancia y poca humildad de Miguel Galán. Aparentar ser más de lo que se es

Miguel Galán saltó a la «fama» (en verdad lo conoce muy poca gente y toda para mal) por denunciar que Zidane no tenía la titulación necesaria para ser primer entrenador del Real Madrid Castilla. Eso era cierto y también fue denunciado por Paco Jémez por ejemplo. Sin embargo la diferencia es que Galán lo hizo para hacer algo de ruido al ser Zidane quien era y así poder patrocinar su escuela de formación de entrenadores: CENAFE.
Tuvo su minuto de gloria y llegó incluso a acudir a tertulias deportivas (poco serías) como por ejemplo El chiringuito. Ese es su mayor logro en el deporte, haber acudido a un programa de la prensa rosa del fútbol. De hecho, está tan orgulloso que su foto de perfil en Twitter es de cuando estuvo ahí promocionando su escuela, que era el verdadero objetivo que tenía.
Miguel Galán es fundador de CENAFE y ofrece títulos de entrenador a sus alumnos. No ha hecho nada en el mundo del fútbol pero continuamente hace afirmaciones en las que poco que menos que es el mejor entrenador del mundo, a pesar de llevar un amplio historial de fracasos, por otro lado, lo único que ha hecho en su vida aparte de poner esa sonrisa falsa en todas y cada una de las fotos que se echa. De hecho, ya ni siquiera se interesan por sus servicios equipos de barrio a pesar de que él afirma que podría estar 15 partidos invictos en la liga francesa.
El título de su escuela es sugerente: Centro nacional… Pero la realidad es muy distinta. Las sedes de CENAFE en el 90 por ciento de los casos son edificios públicos y prestados del pueblo o ciudad donde se realiza el curso, como por ejemplo una sala de un centro cultural o colegio reservada dos o tres días a la semana un número de horas. No hay ninguna estructura de la propia marca.
Galán se enorgullece de que CENAFE es un centro serio que no regala los títulos y verdaderamente prepara bien a sus alumnos, mucho mejor que su rival, la federación. Lo cierto es que el nivel de profesorado de las escuelas federativas es mucho mayor, personas mucho más nutridas en el mundo del fútbol, así como el número de inscritos. Pero ante esto, CENAFE tiene una táctica: En primer lugar, cuando Galán visita el centro en cuestión se medio obliga a todos los alumnos matriculados a acudir pero se presenta en redes sociales como un solo curso, una sola clase, cuando en realidad nadie ha ido ni se ha quedado voluntariamente a escuchar a su presidente y los que están en la charla son todos los alumnos, no una sola parte. Como decimos, las clases no suelen ser nada numerosas, en mi caso por ejemplo, éramos cuatro. Y por supuesto, nos vende que su formación es increíblemente buena y que los entrenadores salen super formados, pero lo que se da en sus clases no es ciencia nuclear ni mucho menos. Son temas muy sencillos, fáciles de aprobar y con muchísimas facilidades a los alumnos. Algunos se llevan el título sin ir a clase siquiera, sí. Pero luego es él quién va diciendo que a los jugadores profesionales les regalan los títulos.
Otro ejemplo de falsear la realidad ocurrió cuando un equipo de segunda división acudió al pueblo de una de las sedes de CENAFE. Supuestamente iban a ir alumnos de la escuela pero no apareció nadie, a parte de los pocos que eran. Un grupo de jóvenes estuvieron, ajenos a la escuela, presenciando el entrenamiento y uno de los delegados del centro intentó conseguir dichas fotografías para hacerlas pasar como que esos jóvenes eran alumnos de la escuela y así poder maquillar su fracaso.
Por otro lado, te dan facilidad de pago pero sin embargo te presionan para que pagues, una incongruencia total. Te amenazan incluso con que si en determinado momento no tienes el pago realizado no te dan el chándal anual de la escuela. Mientras tanto Galán se dedica a insultar y mandar a la mierda por Twitter a todo aquel que le dice con educación que CENAFE no es el mejor centro de formación de entrenadores de Europa como él dice y que quererse está bien pero no hasta el punto de, como él, hacer el ridículo con afirmaciones tan bochornosas.
CENAFE llegó incluso a ofrecer cursos de arbitraje. ¿Donde pretendía colocar a los árbitros? ¿Quién es él para designar los arbitrajes? Desde luego, vive en un mundo donde él es el más guapo, el más listo y todo es posible porque él lo sueña. A sus más de cuarenta años sigue siendo un inmaduro intolerante y faltón que todo lo hace bien y por eso todos le tienen envidia. Ve enviados de la federación por todas partes en cuanto alguien le hace ver la realidad y dice que vienen a reventarle al negocio, como si a las federaciones, con cursos repletos todos los años, les importara que les quite literalmente cuatro alumnos.
Afirma que el intrusismo es delito, y es cierto. Pero no sabe poner ejemplos. Dice que si nos dejaríamos operar por alguien que no es cirujano. Evidentemente no, pero la comparación es ruín y mezquina. Entrenar un equipo de fútbol no es algo de vida o muerte. De hecho por eso el entrenador del equipo ha sido tradicionalmente .el padre de uno de los futbolistas. Ahora todo se ha profesionalizado y él ha querido aprovecharlo, y lo ha conseguido. Pero el precio a pagar es que ha conseguido también que nadie le tome en serio y lo tengan como un postureta fracasado.
Por último, habla de que los entrenadores en CENAFE tienen que pasar unas pruebas. Hace ver que esas pruebas son poco menos que exámenes super difíciles de universidad. La realidad es que las pruebas son realizar un pase en largo, chutar una vez a puerta (da igual donde vaya el balón y la potencia) y realizar un salto. Un mero trámite que él vende como algo más complicado que un trabajo fin de grado. Por no hablar del trabajo final del curso, que la mayoría de personas realiza sin estar verdaderamente presente en un campo de fútbol, realizando una memoria de entrenamientos inventados en casa como si se hubieran hecho en la realidad. Los tutores no están pendientes de si el alumno va o no va a los entrenamientos a realizar las horas de prácticas correspondientes. Firman y ya está.
En resumen, Miguel Galán y Cenafe no son más que un producto que se anuncia como algo diferente a lo que en realidad es gracias a la fantasía e inmadurez de su presidente, una persona infeliz que vive en un mundo creado por el y para el y que no permite que se le rebata nada porque es incapaz de ver una realidad que le supera.