Toda experiencia ferial siempre se me ha dividido en dos partes. Una en la que estoy borracho y la otra en la que estoy durmiendo. Porque claro, si te acuestas borracho te levantas igual y en caso de que te hayas comprado un ‘turco’ para bajar el alcohol te vas a levantar peor todavía.
Y es que la feria de mi pueblo dura 8 días, es decir, que aún teniendo la posible suerte de ser un gato y tener siete vidas, pues aún igual te mueres. Al igual que lo hace hoy la feria. Es el eterno retorno. Grande «Nische».